Las superficies duras, como la madera, las baldosas y el hormigón, son en su mayoría reflectantes. Las reflexiones numerosas y constantes de la energía sonora se denominan “resonancia”. En lugar de ser absorbida o transmitida, la energía sonora continúa rebotando en la sala. Por ejemplo, si alguna vez asistió a un juego de baloncesto, probablemente notó cómo el aliento de la multitud rebota con eco en las tribunas y la cancha de madera dura. Algunos espacios audiovisuales, como las salas de conciertos, están diseñados para aumentar y enfocar la resonancia. Niveles adecuados de reflexión, absorción y transmisión son importantes para todos los espacios audiovisuales.